jueves, 15 de diciembre de 2016

El primer día de otoño

¡Hola, hola!
Quería compartir con vosotros una de las redacciones creativas que he realizado este cuatrimestre en la asignatura de lengua. Es una manera de escribir propuesta por la profesora, y que consiste en redactar lo que queramos usando una serie de palabras que nos indica ella. Puede ser una carta, una historia, un poema... Lo que nos apetezca crear, ¡siempre y cuando dichos términos estén incluidos! Esta en concreto me hace ilusión por ser la primera, ¡espero que también os guste a vosotros! 


El primer día de otoño

Por fin llegó el día. Primer día de otoño. Cambio de estación y de tiempo. Fuera el calor sofocante. Hola de nuevo a la entrada del viento amable que introduce al invierno.
 Siempre esperaba nervioso esta fecha porque tenía por costumbre visitar el bosque cercano a mi casa para sentir cómo comenzaba una nueva estación y todo cambiaba.
Como hacía todos los años, me puse mi vieja chaqueta color mostaza y me adentré en el bosque, del que conocía no todo, pero una gran parte.
Me gustaba la sensación de la llegada del otoño. La tierra mojada y convertida en barro tras las primeras lluvias, la hierba fresca y con olor a clorofila… Me encantaba el aroma que dejaba la lluvia después de haber pasado y la sensación de frío que permanece.
Recorrí, como era mi camino habitual, el sendero que me permitía adentrarme hasta sentir que estaba rodeado de árboles, y mirar hacia arriba y no poder divisar el cielo por la espesura de estos. Ya empezaban a aparecer en ellos los colores del otoño. En su mayoría eran ocres. Ocres de tonalidades marrones, castaños, parduscos, de color granate, algunos más amarillentos y otros todavía verdes.
Esa tarde todo sucedía como tantas veces. Me sentía a gusto con el entorno, cercano a lo que me rodeaba.
Sin embargo, de repente, escuché un sonido. No se correspondía con el sonido que provoca el paso del viento entre los árboles, o el de la lluvia al caer de manera lenta en la tierra seca. Era otro tipo de sonido, más bien una melodía. Sí, una melodía escrita en partitura.
Me paré, esa melodía estaba muy cerca. Y no me era indiferente, la tenía en mi cabeza desde hacía años, quién sabe desde cuándo, pero no la identificaba, no la asociaba a nada.
Empecé a moverme en dirección suya, caminando cada vez más rápido. Nervioso, quería acabar con el misterio en seguida, escondía demasiado. No podía tardar tanto en averiguarlo. Inmediatamente comencé a correr a buen ritmo, mientras notaba cómo el corazón me latía a cada paso con más fuerza. Bum, bum, bum… Notaba mi latido cada vez más acelerado. Desconocía qué parte del bosque era aquella, ya no me paraba a mirar los árboles.
Y de repente, llegué a la melodía. Una casita destrozada, deteriorada por su desuso. Pero la melodía seguía, estaba dentro.
Notando todo mi cuerpo nervioso, entré, necesitaba saber de dónde venía, qué significaba, por qué la tenía grabada en mi mente y podía tararearla de memoria.
En el interior de esa casita estaba esa melodía, en una caja de música que permanecía abierta y por eso su cancioncilla no paraba. Al momento recordé todo: la música, la caja, la habitación… Todos estos elementos salieron de mi cabeza formando un recuerdo que tenía olvidado, pero no perdido:
Era una caja de música, que permanecía abierta y por eso su cancioncilla no paraba. Al momento recordé todo: la caja de música de mi abuela, la que escuchaba siempre que leía. Pero… ¿quién la había dejado abierta, en un bosque deshabitado? ¿Por qué no la había oído hasta ese momento, hasta ese día de otoño?

domingo, 11 de septiembre de 2016

¡Bienvenido, septiembre!

Ya está aquí Septiembre, y con él todo lo que suena a rutina. Se acaba el verano, el no hacer nada, el descansar, desconectar del trabajo... Y empieza otra vez el curso.
Este año empiezo la universidad. Voy a estudiar  Traducción e Interpretación con los idiomas de inglés, francés y alemán, comenzando por fin la carrera que llevaba varios años queriendo hacer, por lo que la vuelta es aún más emocionante. Es un cambio de rutina, de lugar, de gente... Y en realidad cambio de vida, porque dejo por fin la etapa de instituto y empiezo  una totalmente nueva, una etapa que tengo muchas ganas de empezar porque, después de tantos años de instituto siendo más o menos los cursos parecidos y con asignaturas que me gustaban poco, mucho o nada..., viene un cambio de aires; ¡ hasta el hecho de dejar de llevar mochila me hace ilusión!
Si os digo la verdad, a diferencia de otras personas que quizás tengan más pereza, yo estaba deseando que llegara el uno de septiembre y me he pasado el verano esperando este mes con ganas. No porque no me guste el verano, que sé que enseguida lo voy a echar de menos, sino porque por fin voy a empezar la carrera que me gusta, y me encanta pensar que todo va a ser nuevo y diferente.
Por supuesto sé que no todo es de color de rosa, que adaptarse a los cambios cuesta, y que voy a pasar malos momentos; pero soy de esas personas que piensa que la mejor manera de empezar una nueva etapa es con una sonrisa, optimismo y muchas ganas (sin dejar de tener los pies en el suelo y preparada para todo tipo de situaciones, claro).

Por todo esto, septiembre me gusta más este año. También me agrada porque tengo ganas de retomar el blog, pintar con más frecuencia, leer más y más variado... ¡Y no puedo evitar mirar todos mis planes con ilusión!




¡Espero que también vosotros empecéis bien vuestro septiembre!
Carmen.