martes, 11 de junio de 2013

BIBERONES PARA EL TERCER MUNDO

El sábado entregué un pedido de 35 biberones para un bautizo, el bautizo de Jesús, un bebé precioso . Cada vez que me hacen un pedido me informo de cómo es el bebé (rubio, moreno, con pecas...) o la persona a la que le va a llegar el encargo para intentar hacer las caritas como ellos, o las galletas a su gusto. Tuve la suerte de conocer a Jesús el sábado porque su madre, Marta, me lo trajo a casa: un bebé castaño, con ojos grandes y gordito...una monada!!! Gracias, Marta , por confiar en mi y enhorabuena por ese niño tan lindo !!!
Mientras hacía las galletas, pensaba en la ternura de un bebé. No se si os ocurre como a mi, pero yo cuando voy por la calle no puedo evitar mirar con especial atención a un bebé al pasar cerca de mi. Y noto que mi cara se transforma e interiormente me acuerdo tanto de mis hijos cuando eran bebés....
Cada madre daríamos la vida por nuestros hijos. Ninguna de nosotras podríamos soportar la idea de que murieran de hambre, estuvieran desnutridos, tuvieran sed, o pasaran frio. Cuántas veces hemos ido al médico por "pequeñas heridas" para quedarnos tranquilas y hemos dejado de hacer planes personales por ello.Cuántas noches en vela, cuanta preocupación por esto o aquello...
Pues, haciendo mis biberones de galletas me venían a la mente estas cosas. Pensaba en la ternura que hay al alimentar a un bebé, ver cómo se sacia, cómo descansa al haber comido... Y traía a mis pensamientos, con gran dolor, la imagen de LOS NIÑOS DESNUTRIDOS DEL TERCER MUNDO: niños sin fuerzas por la falta de alimento, de vitaminas,... al borde del abismo, sin alegría en sus caras, sin sentido en sus vidas.. Y sus madres,... ¿qué sentirán sus madres? Infinito dolor e impotencia, imagino...
!Cómo me gustaría llevar mis biberones de galleta a estos niños!- pensaba.... Poder alimentarles como alimento a mis hijos, verles crecer y dormir como veo a los míos... Qué impotencia, Dios mío!!!´
Pero interiormente empecé a pensar en un niño del tercer mundo al pintar un biberón. !Si no lo conoces!!!- me diréis. Claro que no, pero esto no me impidió transportarme alli, pensar en ese niño sentado, cansado, de ojos grandes, de vientre hinchado,.. mirándome. Y elevé mi corazón al cielo y recé por él. No sé cómo se llama, me da igual, pero recé por él. Y así, hice  lo mismo con los 35 biberones: 35 plegarias por 35 niños del tercer mundo.
Y pensé: cuánto cambiaría el mundo si todos nos uniéramos en estas plegarias diarias , en nuestras cosas cotidianas, elevando nuestro corazón al cielo y ofreciendo esa pequeñez de nuestra vida  por tantos que sufren.
Seguiré haciendo mis galletitas asi, creo que llegaran lejos, muy lejos....

5 comentarios:

  1. Gracias, Cristina...por invitarme a recordar el sentido del esfuerzo diario, de las pequeñas-grandes cosas.
    Besos a tí y a Carmen,
    Nuria

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  2. Gracias, Nuria. Gracias por seguir ahi, leyéndonos... Un beso de Carmen y mio

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  3. Ya veo que pones más que galleta en tus biberones. Tienes un corazón que es un TESORO.
    Jose

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  4. Que post tan bonito, Cris !!
    Sigue así. Este germen crecerá mucho, mucho, mucho, ... Ya lo verás !!

    Un beso fuerte.
    Pedro

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